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Soltando el Control

  • Adriana Murillo
  • 21 ene 2015
  • 2 Min. de lectura

"Poner todo en manos de Dios es mucho más difícil de lo que suena, pero es el acto de obediencia que más libertad trae a nuestros corazones"


Entregarle a Dios nuestros sueños y anhelos, entregarle nuestros planes y tiempos, entregarle hasta nuestras ansiedades y miedos no es facíl. Muchas veces significa salir de nuestra zona de confort, significa caminar por fe y no por vista, significa confiar en El para las cosas más pequeñas y para las más grandes. Significa dejar que El fluya en nuestras vidas, como Dios soberano y como Padre amoroso.


"Debemos decidir y permitir que Dios fluya en nuestras vidas libre, como el agua de un río en el bosque. No como el agua de una represa, cuyo curso es controlado para conseguir un resultado"


Para lograr esto, debemos encontrar en nuestro espíritu la convicción que que Dios sabe mejor lo que nos conviene, no solo en la teoría, pero en la realidad. Aprender a descansar en sus regazos y aprender a disfrutar del camino, de las aventuras y hasta de las tormentas. Sabiendo que la meta no es ese trabajo, o ese carro, o ese esposo. No, la carrera que corremos solo tiene una meta y es Dios mismo. Todo lo demás en el camino, son regalos.


Así que hoy queremos retarlas a pensar en algún sueño, miedo, anhelo, frustración que quieran entregarle a Dios y que tomen la decisión de darselo por completo. Y nosotras por nuestra parte, oramos para que Dios fluya en nuestras vida con una nueva frescura y naturalidad que nos llene de paz en cada paso que demos, sabiendo que Dios camina delante de cada una de nosotras, abriendo camino.


Soltando Control


 
 
 

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